Es muy común escuchar la expresión "proceso de enseñanza-aprendizaje" como si fuera una sola cosa, pero es conveniente hablar de ellos por separado, pues aunque es innegable la relación interdependiente de ambos procesos, cada uno tiene "identidad" propia.
El proceso de enseñanza hace referencia a las acciones realizadas por los docentes y que tienen como finalidad plantear situaciones que ofrezcan a los alumnos, la posibilidad de aprender.
El proceso de enseñanza hace referencia a las acciones realizadas por los docentes y que tienen como finalidad plantear situaciones que ofrezcan a los alumnos, la posibilidad de aprender.
Enseñar consiste en estimular, dirigir, facilitar y evaluar de manera continua la calidad del aprendizaje que se producen en los alumnos.
El que enseña, el educador, tendrá que dirigir a los educandos en el aprendizaje,de tal forma que logre asegurar el alcance de los objetivos establecidos en el currículum. Objetivos que buscan el desarrollo armónico de las distintas competencias o capacidades que permitan al educando, convertirse en una persona útil par sí misma y para los demás.
La enseñanza requiere que el maestro posea suficientes conocimientos acerca de la naturaleza humana (la personalidad y la forma en que se aprende); también debe estar totalmente familiarizado con los fines, objetivos, metas, propósitos (o como se elija llamarlos), que se deben alcanzar y debe dominar los contenidos didácticos, su organización y la forma de dirigir las actividades, para que sus alumnos aprehendan el contenido y los incorporen a su experiencia.
El proceso de aprendizaje se puede definir como el conjunto de las actividades que los alumnos realizan, sobre la base de sus capacidades y experiencias, para lograr modificaciones en su conducta. Dichos cambios pueden ser tanto positivos como negativos; por ejemplo, si aprende a leer o a realizar las operaciones aritméticas, su conducta será distinta a como era antes.
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